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Albocàsser. Un paseo por la historia de Europa.
Por su situación, Albocàsser ha sido históricamente un nudo de comunicaciones hacia el Norte del la Provincia de Castellón, y entre las tierras más llanas de la costa y el interior montañoso y abrupto que hoy se denomina Maestrazgo, Comarca de la que es capital y puerta natural de acceso.
Pocos lugares pueden presumir como los pueblos de esta Comarca de haber sido testigos del paso de la Historia, lo que queda refrendado por sus múltiples vestigios y por las crónicas.
La Prehistoria tiene una presencia especial visible en lo que es el mayor parque de arte rupestre de Europa de origen Paleolítico, El Museo de la Valltorta, declarado por la UNESCO Patrimonio Histórico de la Humanidad, y que ofrece la posibilidad de descubrir y visitar diecisiete abrigos y cuevas con muestras del Arte Rupestre. Escenas de caza y animales en estilo Levantino, pero también figuras de estilo paleolítico y esquemático pueblan las paredes de las montañas.
En Albocàsser hay catalogadas veintidós cuevas y abrigos, aunque sólo uno, el Abrigo de Centelles, es visitable (previa reserva). En él podemos apreciar más de 150 figuras de tipo naturalista, donde predominan las figuras de arqueros, femeninas y escenas de caza, en las cuales el animal más característico es el ciervo de gran cornamenta.
Como el resto del territorio, por estas tierras han pasado y dejado su impronta. Íberos de la tribu de los Ilercavones, romanos y árabes. La villa de Albocácer nace como tal a partir de la carta puebla otorgada por Don Blasco de Alagón, lugarteniente del rey Don Jaime I, en 25 de enero de 1239, a Juan de Brusca y treinta pobladores más que se regían por los fueros de Aragón. En 1243 aparece como señorío de la Orden de Calatrava, que confirmó su carta puebla el día 24 de enero de ese mismo año. El 2 de junio de 1275, la orden intercambió el distrito con Artal de Alagón, quien a su vez hará entrega del mismo al rey Jaime II el 14 de junio de 1293. Fue elevado a la categoría de villa durante el dominio de Artal de Alagón (1275-1293). Al año siguiente es el monarca el que entrega éste y otros lugares a la Orden del Temple, cuyo castillo fue destruido por completo. A la disolución de ésta pasó a formar parte del patrimonio de la Orden de Montesa hasta el siglo XIX.
Durante el siglo XIX fue escenario de frecuentes enfrentamientos en el curso de las guerras carlistas, que tuvieron en el Maestrazgo y Els Ports un escenario protagonista, con la elección del General Cabrera de Morella como su Capital y reducto final.
Durante la Guerra civil española (1936-1939) fue, junto a Ares del Maestrat, Benasal y Vilar de Canes, víctima y objeto de experimentación por la aviación de la Alemania nazi. La aviación alemana nazi bombardeó estas localidades en mayo de 1938 para probar la capacidad de los bombarderos Stuka (Junkers Ju 87). El resultado de los bombardeos fueron 38 muertos.
